De puertas para afuera

Una de las cosas que menos nos cuesta decir cada vez que nos lo preguntan son los defectos. Pero no cualquiera, sino los facilones. Sentimos la necesidad de que se compadezcan de nuestra arruga, nuestra oreja fea o nuestro ojo estrábico. Pero aún estoy por escuchar por primera vez al que diga: “lo que menos … Continue reading